jueves, 4 de marzo de 2010

A usted las gracias

Leonardo Garnier     Presentación del Calendario Escolar 2010


Quiero aprovechar las páginas introductorias de este Calendario Escolar que irá a dar a las manos de cada docente – como usted – simplemente para eso: para darle a usted las gracias.

Cada uno de nosotros guarda un agradecimiento especial para algún maestro, alguna profesora, alguna directora u orientador que en determinado momento logró dejar una huella en nuestra vida de estudiantes. Alguien que nos motivó cuando estábamos a punto de aflojar y necesitábamos hacer un esfuerzo adicional. Alguien que pudo ver más allá de las notas y los deberes para entendernos como personas jóvenes en construcción, y supo darnos un buen consejo, reforzar nuestras fortalezas, atenuar nuestras flaquezas o, simplemente, servirnos de ejemplo... pues pocas cosas enseñan tanto como el ejemplo. En fin, alguien que logró hacer de la educación esa actividad integral que permite a cada niña y niño, a cada joven, aprender a pensar, aprender a vivir y aprender a convivir: en síntesis, aprender a ser.

Pero también debe existir un agradecimiento distinto: el agradecimiento de la sociedad hacia cada educador y educadora que, con su trabajo cotidiano, con su compromiso, con su estudio permanente, con su vocación traducida en hechos, logra convertirse en personaje indispensable para cada estudiante que pasa por sus manos, en esa peculiar travesía en que va construyéndose a sí misma como una persona íntegra, competente, audaz, solidaria, capaz de disfrutar la vida plenamente y siempre dispuesta a enfrentar la responsabilidad de crear, día a día, un mejor país, una mejor sociedad, un mundo mejor.


Es lo que pretenden ser estas palabras: ser un agradecimiento a cada docente que ha trabajado por hacerse indispensable.


Cada quien sabe cómo intentarlo. Cada quién intuirá hasta dónde lo está logrando. Cada quién sabrá distinguir cuáles son las mejores formas en que puede y debe constituirse en ese personaje indispensable que algún día será reconocido como inolvidable por aquellos jóvenes, cuando ya no lo sean tanto. Por eso, gracias.


Cada quien sabrá, también, cuándo y cómo puede haber flaqueado en este intento: cuándo nos quedamos cortos, cuándo no hicimos lo necesario, cuándo nos conformamos con lo que nos pareció suficiente, cuándo nos hicimos de la vista gorda, cuándo simplemente cumplimos... a pesar de que sabíamos que, en educación, cumplir nunca es suficiente. Por eso, por darse cuenta que en algún momento se ha fallado y, sobre todo, por ser capaz de reaccionar y retomar el sueño educativo de don Mauro, doña Emma, don Omar y tantos otros, gracias también.


Además – y esto en términos muy personales – gracias a usted que, durante estos años, me ha ayudado a ser parte de esta comunidad educativa. Me cuesta pensar en un trabajo mejor que el de ser Ministro de Educación; de hecho, solo se me ocurre uno: el de ser educador.


Nuestro paso por el Ministerio ha estado marcado por un objetivo claro: el de hacer una diferencia. Para ello – y sabiendo que en un tiempo limitado hay que tener unas pocas prioridades – elegimos la ruta de la educación integral que tan bien recoge nuestra Ley Fundamental de Educación. Hemos trabajado – junto con el Consejo Superior de Educación – por enfatizar que cada centro educativo debe aspirar a ser un centro educativo de calidad. Hemos reivindicado la importancia de una educación para la vida y la convivencia; por eso, sin desmerecer ni descuidar los esfuerzos por mejorar la calidad de nuestra educación académica y técnica, trabajamos con especial ahínco por recuperar y remozar la educación artística, la educación musical, la educación física y – por supuesto – la educación cívica que debe ser comprendida, sentida y vivida, no simplemente recitada.


La capacidad de pensar es un componente vital de todo sistema educativo. Pensar lógicamente, pensar críticamente, pensar apasionadamente. Pensar en diálogo constante con los otros – en los libros, en las aulas, en el cole y en la calle – es vital para que nuestro pensamiento sea también tolerante y capaz de construir en convivencia, en diversidad, en paz. Hemos dirigido a esto tanto esfuerzos curriculares que han modificado programas de asignaturas específicas, como esfuerzos dirigidos a transformar distintos espacios y momentos de la vida estudiantil: los festivales, los gobiernos estudiantiles, los encuentros y campamentos, y hasta la resolución de conflictos. Hemos abogado una y otra vez por desterrar el miedo de nuestros centros educativos, promoviendo el respeto y la responsabilidad para con los demás.


Dijimos que nuestro mayor reto era elevar la cobertura de secundaria, incomprensiblemente baja para un país como Costa Rica. Para ello, impulsamos una reforma en el Reglamento de Evaluación de los Aprendizajes, dirigida a frenar el fracaso y la repitencia innecesarios. Cualquier reforma de esta magnitud será polémica pero, lo cierto, es que Costa Rica no podía darse el lujo de seguir expulsando estudiantes del colegio por razones equivocadas. Sé que las nuevas reglas demandan un esfuerzo mayor de organización de la matrícula, de los horarios y del curso lectivo; pero, comparado con el escenario de estudiantes repitiendo asignaturas que ya habían aprobado o, peor, desertando por tener que repetir una vez más todo el año... estoy convencido que la reforma es sensata. Los primeros datos muestran, en efecto, que aumenta la matrícula y se eleva la cobertura en secundaria. Gracias por el esfuerzo de entender el sentido de esta reforma y contribuir a su consolidación.


Hemos invertido más. Todavía no lo suficiente, pero sí mucho más de lo que era tradicional invertir en educación. Esto ha permitido aumentar la cantidad de docentes creando también condiciones para su capacitación y desarrollo profesional. Se logró en conjunto con los gremios una mejora sustancial de la remuneración docente: algo que no solo es justo hoy sino que además contribuye a elevar la calidad de los docentes de mañana. Hemos reforzado los instrumentos de equidad – desde Avancemos hasta comedores y transporte – y se ha puesto un énfasis muy especial en la educación rural aunque, sin duda, sigue faltando mucho para garantizar la equidad educativa. Hemos mejorado los procesos y aumentado los recursos para la infraestructura y el equipamiento educativo pero, sobre todo, hemos diseñado los instrumentos que, en adelante, permitirán romper este trágico cuello de botella.


Finalmente, hemos impulsado una reforma institucional de oficinas centrales y direcciones regionales que, difícil como son siempre estos procesos, ha tenido objetivos claros: avanzar hacia una estructura menos centralizada y fragmentada, hacia una estructura más orientada a los procesos y los productos; y, sobre todo, una estructura que – poco a poco – nos permita entender que todo nuestro trabajo tiene sentido solamente cuando se traduce en mejoras al nivel de los centros educativos, que es donde hacemos realidad la educación. Todo ese gran aparato al que solemos llamar “MEP” es un aparato – un dinosaurio, habíamos dicho – cuyo único sentido es el de apoyar el trabajo de cada docente quien, a su vez, tiene como única razón de ser, la mejor educación de sus estudiantes.


Si en algo hemos contribuido a que el MEP se mueva en esa dirección, a que el MEP sea una institución que está un poco más en función de los centros educativos, de los docentes, de los estudiantes y de una educación que – como dije – les permita aprender a pensar, aprender a vivir, aprender a convivir... entonces, podremos estar contentos.


Una vez más, nuestro principal agradecimiento va para usted que nos acompañó y motivó a lo largo de esta aventura.