viernes, 4 de diciembre de 2009

¿Me entiende?

Leonardo Garnier




-Rojitas, ¿cómo me explica esto... no le da vergüenza entregar un trabajo que no sería digno ni de un alumno de tercer año?


-Perdón don Manuel, seguro no entendí bien, bueno sí entendí pero no exactamente. Tal vez lo que usted quería era otra cosa...


-¡Otra cosa, otra cosa! Usted de verdad es más duro de entendedera que un bloque de granito egipcio. ¡Por supuesto que yo quería otra cosa! Y no es que la quería, es que la quiero... más bien, la necesito para hoy mismo en la tarde, así que usted vuelve a su oficina, toma esa cosa que lleva sobre los hombros y –como si tuviera neuronas en ella— ¡la usa! ¿Me entiende, Rojas?


-Sí señor, por supuesto señor, pero, bueno, no completamente porque ¿cómo le explico? No es que usted no haya sido suficientemente claro, usted siempre es claro, pero todavía no estoy seguro de qué es lo que usted quiere que yo haga y no quisiera...


Yo soy el que no quisiera despachurrarlo a usted como a una cucaracha, pero eso es precisamente lo que voy a hacer si no me trae antes del final del día ese trabajo exactamente como se lo pedí... ¿no ve que de la presentación que yo haga en la Junta de esta noche depende mi... el futuro de esta compañía? ¿Me entiende?


-Sí señor, como usted diga señor. Entonces lo que usted quiere es un documento serio, claro, conciso, que explique por qué no hay que hacer esa inversión, y que les demuestre que los estudios anteriores estaban mal hechos, bueno –qué digo— que no estaban tan bien hechos como pensábamos...


-¿Pero qué dice Rojas? ¿Está usted loco de remate? ¡Yo personalmente he estado impulsando ese negocio! ¿No se da cuenta de lo que esa compra significa para mi gestión? ¿No ve que con eso yo habría convertido a esta empresa en la más grande de la zona? ¡Eso es lo que los accionistas quieren, pedazo de crápula! Ah... por eso es que la gente como yo está donde estoy, y la gente como usted está... ahí ¿Me entiende, Rojas?


-Como usted diga señor, yo sólo trataba de hacer bien mi trabajo, bueno, tan bien como estuviera a mi alcance... perdone. Fue por eso que ayer, cuando revisé los datos, me extrañó un poco que no se hubiera tomado en cuenta el impacto de la baja de aranceles, porque eso podría sacar del negocio a esa empresa que se quiere comprar pero, claro, fue sólo una ocurrencia mía, algo debo haber pasado por alto... ¿qué se yo? En fin, al abuelo también le extrañó cuando lo conversamos anoche, pero ¿qué sabe un viejo contador de estas cosas? Ah... y por cierto señor, no es Rojas, es Rioja, más bien de la Rioja, como en el logo de la compañía... “De la Rioja”. Ya ve, supongo que no fue tan buena la idea del viejo, eso de empezar desde abajo en la empresa de la familia. O tal vez sí... ¿me entiende, don Manuel?

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